¿Tu primo el que «hace webs» vs. un profesional? No todo lo barato es una ganga

Si te has planteado tener una web para tu negocio, seguro que has escuchado la frase mágica: “¿Para qué vas a pagar? Mi primo me la hace en dos tardes”. Y, claro, la idea es tentadora. Es como que te ofrezcan un plato de alta cocina a precio de menú del día. Pero, ¿realmente estás comiendo lo mismo?

Vamos a poner en una balanza el favor del familiar frente a la inversión en un experto para que veas la diferencia.

 

El primo que «sabe de ordenadores»

Las ventajas (las que brillan a primera vista)

  • El precio: O mejor dicho, la ausencia de precio. A lo sumo, te costará una cena, un par de cañas o un «te debo una». A corto plazo, parece el trato del siglo.
  • La confianza: Es de la familia, no te va a estafar. ¿O sí? Bueno, al menos no lo hará a propósito.

 

Las desventajas (las que duelen después)

  • «¿Qué garantía?»: Imagina que la web se cae, deja de funcionar o simplemente no se ve bien en un móvil. ¿A quién llamas? ¿A tu primo a las 3 de la mañana? Probablemente, te contestará un «ya lo miraré» que puede durar semanas, porque, claro, no tiene un compromiso profesional.
  • El diseño con el «piloto automático»: Un profesional diseña pensando en atraer clientes y vender. Tu primo, probablemente, usará una plantilla gratis de internet que ya usa media humanidad. Tu web terminará pareciéndose a la de la panadería de la esquina o a la de un club de petanca, y no destacará en absoluto.
  • Se te queda pequeña: ¿Quieres añadir una tienda online, un calendario de reservas o un blog? Lo más seguro es que la web de tu primo esté construida con herramientas limitadas que no permitan futuras expansiones. Te verás obligado a empezar de cero en un año, gastando el doble.
  • El «ahora tengo un problema» que se convierte en «siempre tengo un problema»: La falta de conocimientos en posicionamiento SEO (para que Google te encuentre) y en seguridad web hará que tu página sea invisible y vulnerable a ataques. Lo que te «ahorras» al principio, lo pagas después con creces.

 

Un profesional de verdad (o una agencia)

Las ventajas

  • Una obra de arte a medida: Un profesional no solo «hace» una web, la crea pensando en tu negocio. Te hará un diseño único, optimizado para móviles y con la velocidad de un cohete.
  • El futuro está aquí: La web se construirá sobre una base sólida, lista para crecer contigo. ¿Necesitas integrar un sistema de pagos, un chat en vivo o un área de clientes? No hay problema, está todo previsto.
  • El Google-friendly: Un experto sabe cómo optimizar tu web para que aparezca en los primeros resultados de Google. Tu página se convertirá en un imán para nuevos clientes, no en un simple folleto digital.
  • Tranquilidad total: Recibes una web con garantías, con soporte técnico y con un contrato. Si algo falla, sabes a quién llamar. Además, una web profesional proyecta seriedad y confianza, algo que tus clientes valorarán desde el primer segundo.

 

Las desventajas (las que no lo son tanto)

  • La inversión inicial: Es el único «pero». Claro, un profesional cobra por su trabajo. Pero no es un gasto, es una inversión en el futuro de tu negocio. Es la diferencia entre comprarte unas chanclas para correr una maratón y unas zapatillas de deporte de verdad. Con las segundas, puede que el desembolso sea mayor, pero no te vas a romper los pies.

 

En pocas palabras…

Contratar a tu primo puede ser la opción más fácil, pero es como darle el volante de tu coche a alguien que ha visto un par de tutoriales de YouTube. Puede que llegue a su destino, o puede que acabes en una zanja.

Una web profesional es la cara de tu negocio en el mundo digital. Invierte en ella y verás cómo tu página no solo se ve bien, sino que también trabaja para ti, atrayendo clientes y haciendo crecer tu marca.

¿Y tú, prefieres ir a lo seguro o jugártela?

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